jueves, 18 de febrero de 2010

OCASO


Es la hora tan triste del ocaso,
mudos los labios, parleros los ojos,
por el desierto jardín al acaso
vagamos juntos a nuestros antojos.
El día. que de tintes anda escaso,
las luces últimas entre sonrojos
muestra de un sol, ya decadente Vaso,
que un beso añil pone en tus labios rojos...
¡Quieto el viento del Sur!
Cae la tarde,
la antorcha de Eros en los cielos arde,
se cierra el día con mágico broche...
¡Con el postrero u último arrebol,
escarbajo de oro, vá el sol
a esconderse en el hueco de la noche!...
(Juan Manuel Naveros Burgos)

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