domingo, 20 de diciembre de 2009

Sabana, la Sirena del Faro

He estado mirando al mar toda la tarde, me he puesto a cantar, pensaba, en una historia que ya fue y que convertí en canción, me sentía llena de melancolía, ya fue me repetía, en algún ayer que se ha ido en este mundo con tiempos, pero en mi mente solo ocurrió en un espacio anterior a este, no puedo alcanzar ese momento, ni volver a vivirlo y solo tengo mi canción que me hace llorar.
Lo primero que veo son sus ojos, los únicos ojos que se han clavado en mi corazón de sirena, traspasaron las diferencias de naturalezas y me hicieron sentirlo parte de mi, ¿pero, y él?, él me conoció en el faro, yo acababa de vivir una de las interminables historias que vivimos las sirenas con humanos y ya había olvidado hasta el color de sus cabellos, cuando sentí que él me miraba pensativo, pero yo no lo había elegido, ni comenzado ningún ritual, le sonreí y se acerco, entonces me habló, me dijo que había estado pendiente de mi porque le parecí hechizada por el mar por como lo miraba, claro será por eso que tus ojos son su mismo color al atardecer, dijo mientras volvía mi cara con su mano para mirar mis ojos.
El contacto de su mano me provoco un escalofrío, ¿es así como se sienten los hombres conmigo? ¿ese efecto provoco yo?, pero él era inmune, me miraba con simpatía y seguía hablando de todo y yo lo escuchaba como si el canto de sirena fuera entonado por su voz, al caer la tarde íbamos juntos por la orilla del mar, me puso su chaqueta sobre los hombros y dijo que no debíamos sepáranos porque éramos almas gemelas que se acaban de encontrar, nunca, según él, nadie le había caído tan bien desde el primer momento, ni nadie tenía una cara en la que entretenerse durante siglos por todos sus paisajes como me dijo que era mi cara, decía: allí un monte suave, allá dos lagos, aquí un bosque de juncos, cuando sonríes perlas marinas y mientras hablaba tocaba cada lugar con su dedo, y a mi me gustaba, me sentía como al lado de la arena caliente en una cala.
¿Dónde me llevaría esa amistad? Al día siguiente también estábamos juntos, las horas sin él las dedicaba a prepararme para que me creyera hermosa, temía la imperfección, prometía entregar mi belleza de mañana por tenerla plena el hoy con él, pero no era mi cara, el a veces ni siquiera la miraba, sólo tomaba mi mano entre las suyas y andábamos a veces riendo y a veces en silencio.
Ha habido sirenas que lo han dejado todo por un hombre me decía, esta la historia de ésta y de aquella, y todas sin excepción terminaron mal o muy mal, también me decía, pero yo soy distinta, yo puedo probar, no quiero que acabe.
Traerlo a mi mundo es su infelicidad y esta descartado, pero yo puedo renunciar a mi juventud, a mi voz y ser su mujer, sólo tengo que querer renunciar para siempre a mi mundo conocido y entrar sin retorno en el de él.
¿Debería contarle mi historia? ¿La soportaría, sería necesario para él conocerla o es mejor que me vea como la inocente humana que ama?,si le elijo, nunca más volveré al mar o me disolveré en él, nunca buscaré la brisa para embellecer mi piel, dejare de cantar, tendré que alimentarme como humana, pensar en tomar sus alimentos me da pavor, pero él, él y su mirada, él y su calor ¿será suficiente para mi?

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