Cuando el viento arrebata las velas de los barcos me gusta estar cerca del mar y dejar que peine mi pelo, él toma vida, agitado por el viento, como las velas de las naves, me recuerda a mi misma nadando en la profundidad cuando juego con mis jibias a ser rápida y mis cabellos, como sus tentáculos, se mueven en el juego haciéndose una parte diferente de mi, ahora sus ondas mecidas me recuerdan esos bellos y añorados tentáculos de mis otras compañías.
EL REMEDIO DE LOS SANTOS
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En Brasil es el nombre que recibe el árbol de andiroba, del que se extrae
un aceite muy útil de su preciado fruto que es como una castaña
El árbol de a...
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