domingo, 12 de septiembre de 2010

BUENOS DÍAS TRISTEZA


“Y he visto alguna vez, eso que el hombre ha creído ver! He visto cosas que vosotros no creeríais.
¡Yo he visto los archipiélagos siderales! y las islas donde los cielos delirantes están abiertos al viajero. Atacar naves en llamas más allá de Orión

Yo sé de los cielos que estallan en rayos, y de las trombas. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.
¡Pero, de verdad, yo lloré demasiado! Las Albas son desoladoras. Toda luna es atroz y todo sol amargo: El acre amor me ha hinchado de torpezas embriagadoras. Todos esos momentos, se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia…”
(Arthur Rimbaud, “El barco ebrio”)


¿Para qué recordar cuando tenemos todo lo que ha de ocurrir por delante?, pero, a pesar de la lógica de este pensamiento y de nuestra vida lineal, a veces recordamos, o evocamos otro momento y nos parece que entonces el sol acariciaba y las plantas eran más hermosas que las de ahora, y que nada nuevo puede suceder que nos haga perder esa sensación.
Algo irrepetible sucedió y no va a volver a producirse porque ya no habría sorpresa ni inocencia al vivirlo.
Puede no haber nada nuevo bajo el sol, pero nada es igual a como fue.

4 comentarios:

  1. Y yo que hubiera dicho que las frases en cursiva son las últimas palabras del replicante de Blade Runner.

    Un saludo.

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  2. Lo son también, supongo que el escritor del guión de la película las tomó del poema y las modificó un poco, Saludos, Carlota

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  3. Sí, eso parece. No tenía ni idea. Gracias por presentarlo.

    Un afectuoso saludo.

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