lunes, 10 de mayo de 2010

URSULA, LA HECHICERA

(Continuación cuento de la Sirena Valiente)
Los marineros no se ponían de acuerdo sobre lo que habían visto en la costa, unos aseguraban que había una joven doncella de largos cabellos en una roca, otros aseguraban haber visto un monstruo marino, con forma de serpiente, sumergiéndose entre las rocas, ambas cosas provocaban en sus mentes miedo y prevención, ¿a qué tendrían que enfrentarse en aquella desconocida costa?, no pensar tenía sus ventajas, otros lo hacían por ellos, contaron sus avistamientos y dejaron que fueran otros los que les dijeran de qué se trataba, en el barco iba una única mujer, Ursula, la hechicera de la corte de la que procedían, ella les escucho y dedujo que se trataba de un monstruo marino que retenía contra su voluntad a una joven heredera, su padre, quizá, entregaría riquezas a quien la rescatara de ese destino, y también, junto con los valiosos objetos, entregaría a su hija, perdiéndola de ese modo para siempre, pero complacido. Así debía ser porque así ocurría en las gestas que la maga conocía, ella era la única que tenía derecho a instruirse en la corte, el conocimiento no debe ser entregado al pueblo porque le aturde y le hace sentir su pequeñez angustiando sus cortas vidas.
El propio príncipe era analfabeto, según el rey, el conocimiento hace perder el valor, cuando se sabe lo que una vida vale y lo irreparable que resulta perderla, se le da un valor a las cosas del que carecen para el ignorante que no piensa en las consecuencias de sus actos.
Sabía el rey por experiencia que sus ejércitos actuaban como bancos de peces, sus generales los guiaban y los soldados iban donde se les indicaba uno tras otro sin preguntas, sin alternativa, sin pensamiento creativo, ¿qué importaba que alguno cayera? Eran parte de un ejército que como un ser mayor perduraría con o sin ellos, la vida real era entregada a la voluntad del monarca a cambio de la futura vida supuesta tras su desaparición, que sería un cúmulo de recompensas, pero debían esperar cruzar la frontera de sus vidas para recogerlas.

Ursula se sintió mal, ella amaba un imposible, ser la compañera del príncipe que navegaba para hacer una nueva conquista, una costa sin explorar, pero si había una doncella, y era entregada al príncipe, ¿no perdería ella sus atenciones para siempre?, la atracción prohibida había sido muda y mutua, ¿debía ayudar al príncipe a conseguir un trofeo que lo iba a alejar de ella? (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails