Son las tres de la tarde, julio, Castilla.
El sol no alumbra, que arde: ciega, no brilla.
La luz es una llama que abrasa el cielo;
Ni una brisa una rama mueve en el suelo
Desde el hombre a la mosca todo se enerva;
la culebra se enrosca bajo la yerba:
la perdiz por la siembra suelta no corre,
y el cigüeño a la hembra deja en la torre.
Ni el topo, de galbana, se asoma a su hoyo,
ni el mosco pez se afana contro el arroyo:
ni hoza la comadreja por la montaña,
ni labra miel la abeja, ni hila la araña.
La agua el aire no arruga, la mies no ondea,
ni las flores la oruga torpe babea:
todo al fuego se agosta el seco estío:
duerme hasta la langosta sobre el plantío.
Sólo y o velo y gozo fresco y sereno:
sólo yo de alborozo me siento lleno:
porque mi Rosa
reclinada en mi seno
duerme y reposa.
Voraz la tierra tuesta sol del estío:
más el bosque nos presta su toldo umbrío.
Donde Rosa se acuesta brota el rocío,
susurra la floresta, murmulla el río.
¡Duerme en calma tu siesta, dulce bien mío!
¡Duerme entretanto
que yo te velo: duerme,
que yo te canto!
(Poema de Zorrilla, "la siesta" se publicó por primera vez en La Ilustración ESpañola y Americana, con una dedicatoria del autor que decía así:"Al poeta Grilo - Mi querido Antonio: Te dedico esta composición, cuya fama te debo, porque la has lucido recitándola con esntusiasmo en las regiones del gran mundo y ya ni Madrid ni yo sabemos si es tuya o es mía- En abril de 1877)
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