miércoles, 9 de abril de 2014

LA CONDESA DE LA ALHAMBRA




Las sirenas pensamos que cada era tiene sus propios miedos, a lo largo de nuestras vidas, no siempre todo tiempo pasado fue mejor, como dice la sabiduría popular. No somos los mismos desde que nacemos, aunque salimos de esa semilla que fuímos y grandes o pequeños pertenecemos a esa especie. Que miedo da el cambio, de uno mismo y de todo a nuestro alrededor y que inutil proponorse no sentirlo, está por todas partes, pero sobre todo en el interior de los que más le tememos.
Solo se paralizan algunos momentos quedando helados en la mente, imborrables, cuando escuchamos cante hondo muchas emociones se despiertan parece que un duende pasa junto a ti y te dice: eso, tu también lo sentiste...
Esta y otras emociones se viven en la novela "La condesa de la Alhambra", de Pedro Blanco Naveros, editorial Alhulia, como ejemplo, este pequeño párrafo y su cante:
"Armado del valor y del salero de su raza se subió al estrado, pidió a un guitarrista que rasgase las cuerdas de su instrumento y cantó el fandango más profundo y con más quejío que lo hubiera hecho nunca, mirándola fijamente con sus grandes ojos negros.
<< Qué bonita es la extranjera
De melena tan dorada
Su corazón yo quisiera
Reflejarme en su mirada
Y amanecer a su vera. >>"

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