Corro, y el viento da en mi cara
Pierdo en la huída el agua en que viví
Yo, que antes fui la Guía,
Renuncio a ser
lo que esperan de mí.
Ayesha, imponía las rígidas normas, pero simpatizaba con las libertades de Olga, era un sonido agudo su inconformismo dentro de la melodía cadenciosa de la obediencia general.
Olga se escurría como un pez de las manos de Ayesha, resbalaban sus caricias en la sirena que reía y volvía a irse.
Saber que estaba era suficiente, era lo que ella no podía ser, su parte contenida, la que nadie podía conocer, ser la guía era una inflexible obligación de no encontrarse a sí misma.
Pobre Ayesha! condenada a vagar entre los mundos de lo correcto o lo necesiario.
ResponderEliminardifícil confluencia...devoción u obligación?
Bsos
Besos Baruk, siempre pienso en la película los ladrones de cuerpos y como se podían mezclar los no convertidos en vainas entre gente sin sentimientos imitando no tener emociones, y a veces creo que eso sucede tambien cuando no quieres que, por ser diferente, te traten de "raro" y haces como que no lo eres. Por unas u otras cosas, las personas muchas veces no son lo que parecen. Carlota
ResponderEliminarSupongo que sólo un ser muy evolucionado o excepcionalmente astuto, puede ser capaz de mezclarse con las "vainas", vivir entre ellas y no enloquecer.
ResponderEliminarBsos