"...Así habló. Las nereidas se sumergieron prestamente en las olas del mar, y Tetis, la diosa de los argentados pies, enderezó sus pasos al Olimpo para proporcionar a su hijo las magníficas armas..." (La Iliada, Canto 18)
Fue en otros tiempos cuando Tetis, criatura acuática, que vivía en una cueva junto al mar, en los momentos en que se reverenciaba en el mundo a las sepias, y se les rendía culto, se enamoró, rogaba a su enamorado que olvidara las trabas que los separaban, ya que provenían de mundos diferentes, y se uniera a ella, casi consiguen que triunfara el amor, pero finalmente, él, tras muchos consejos, renunció a ella, y no sólo eso, decidieron los que no aprobaban su unión, que Tetis debía unirse a un hombre, Peleo, al que enseñaron a someterla sorprendiéndola en su cueva, esa es una de las causas de que no tengamos las criaturas marinas buenas relaciones con los hombres.
Bodas de Tetis y Peleo, arriba mosaico de Tetis en un baño público de Garni (Armenia)
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