Soñé un tiempo feliz mirtos y rosas,
Tiernos halagos y febril pasión,
Dulces labios, palabras engañosas,
Y cantares de notas temblorosas
Llenos de melancólica emoción.
Disipáronse, ¡ay Dios!, aquellos sueños,
Y la imagen triunfal, de ojos risueños,
Que en ellos siempre, como reina, vi;
Sólo quedan -¡recuerdos halagüeños!-
Los que en mis rimas encerré y fundí
Vosotras, ¡oh mis huérfanas canciones!,
Como aquellas soñadas ilusiones,
Disipaos también, raudas volad;
Y a las que tanto amé, dulces visiones,
Este suspiro abrasador llevad.
(Libro de los Cantares –Enrique Heine-)
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