Así es la llamada del mar para una sirena, cuando el agua azul llama, siente la sed, y solo sumergida y en su interior puede saciarse.
Pocas veces nos llama el mar de forma tan intensa, pero a veces, como un amigo al que hemos descuidado, nos recuerda que no podemos vivir sin él.
La unión con el mar es tan intensa cuando vivimos en él que lo sentimos dentro, cuando está apacible, cuando el viento lo sacude, corren por nuestro interior las mismas sensaciones.
Hemos visto el mar azul, blanco, crispado, transparente y negro, lleno de misteriosa y cálida oscuridad, rodeándonos como una noche de verano, de esas que se viven irrepetibles en vela para que no acaben.
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