(Leyenda Rusa)
Hubo un poderoso rey en la India, llamado Chedathe, que tenía tanto orgullo y ambición que nada lograba colmar sus deseos de fama. Esta había llegado más allá de sus fronteras, pero deseaba más, ser superior, en todo, a los demás monarcas de su tiempo.
Quiero que los todos hombres me admiren como a un dios, ser conocido del uno al otro confín, ¿cómo lograrlo? Sin ser un conquistador, solo había una manera ser conocido por sus obras, otros habían realizado maravillas que habían dejado memoria de sus constructores, pero el quería algo diferente, los sabios de su corte le hicieron pensar que solo un dios podría dar al mundo un nuevo Paraíso y decidió construir un Edén, un jardín de belleza insuperable.
Todo su tesoro fue puesto a disposición de los mejores jardineros que con escogidas plantas y árboles formaron largas avenidas sombreadas por frondosos árboles frutales y ornamentales, entre sus ramas pájaros cantores de hermosas plumas con el color del arco iris.
Estilizados cisnes blancos y negros y flores acuáticas llenaban estanques y lagos artificiales, con peces de colores.
La fama del inigualable jardín se extendió rápidamente y muchos soberanos quisieron ver la mentada maravilla, ante aquel paisaje lleno de armonía y color, con aromas dulces e intensos y trinos delicados, solo un visitante no se mostró totalmente maravillado, faltan las huríes para ser un Paraíso dijo.
El rey Chedathe llamó a sus servidores y les encargó buscar por toda la tierra a las mujeres más hermosas para completar con ellas su jardín digno de un dios.
En todos los rincones buscaron las mujeres más bellas, rubias de ojos azules, morenas de ojos negros, pelirrojas de blanca piel y ojos verdes, mujeres de piel tostada y negra, y con ellas emprendieron el regreso los servidores del afamado rey.
Una tarde mientras Chedateh dormía grandes bandadas de moscas venenosas entraron en sus habitaciones y le picaron provocándole una grave infección en la piel que le llevo a la muerte.
La noticia de la muerte repentina del monarca llego a oidos de los servidores que trabajosamente habían reunido el numeroso grupo de “huries” aún lejos de su país.
Muerto el rey pensaron que no tenía objeto su regreso con tantas mujeres y las abandonaron en la región en que estaban, Georgia, allí quedaron las doncellas, y de ellas descienden las Georgianas, las mujeres más bellas del mundo. (Abajo vista de Georgia -Rusia-)
(Enciclopedia de leyendas universales - Carlos Nadal)