En el fondo de la mar -frío mundo de silencio-
voy nadando sin destino deslizándome entre espejos...
Donde los rojos corales tienden sus ramajes bellos
y las caracolas ponen sus porcelanas de ensueño.
Me siento libre en el agua -viajando en un mundo nuevo-
raro pez de enormes ojos que infunde al pulpo respeto.
Desde sus cuevas oscuras me miran los grandes meros,
inmoviles en las ondas como centinelas quietos.
Vuela sobre mí la raya -un ángel guardián que tengo-
y miriadas de peces abren abanico incierto.
Y voy como si volara, como si el mar fuera el cielo,
con las alas de mis brazos ingrávida con mis sueños.
(Juan Manuel Naveros Burgos, "Almería Marinera")
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