Sola en el acantilado, junto a las piedras que permanecen calladas, pero llenas de secretos, me gusta su roce, su inmensidad, saben que son trozos de algo grande que se ha desmoronado hasta hacer arena, y que nuevamente se unirá para formar rocas, como un reloj humano recuerdan, con su ciclo, la existencia y la nada, el tiempo y su ausencia.
Entre las rocas siento que mi corazón se vuelve imperturbable, su música, hecha de silencios, coloca de nuevo en su lugar los sentimientos que me afectan, durante los próximos instantes no volveré a ser conmovida por otras vidas.
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